A principios del siglo XIX, mientras Cook y Peary se enfrentaban agriamente por la gloria de la conquista del Polo Norte, el explorador noruego Roald Amundsen (1872 - 1928) se convertía limpiamente en el primer hombre en alcanzar el Polo Sur. Una hazaña noble, épica y con final dramático, que pasaría a la historia como símbolo de toda una época de exploraciones polares.
Descendiente de capitanes y propietarios navieros, su madre pretendía otro destino para él y siguiendo su deseo se dedicó a estudiar Medicina, hasta la muerte de ésta, en 1893; entonces pasó dos años como marinero para obtener su licencia, y ya decidido a dedicarse a la exploración polar, se embarcó como timonel en la expedición antártica de 1897, la primera en conseguir, no sin grandes padecimientos, pasar un invierno en el Antártico.
A su regreso en 1899, trabajó durante cuatro años para conseguir comprar un velero, el Gjoa, con el que logró ser el primer explorador en recorrer el Paso del Noroeste, un reto que el hombre intentaba superar desde hacía 300 años; él y su tripulación de seis hombres llegaron a Canadá y permanecieron en este territorio polar dos inviernos, de 1903 a 1905, explorando la zona, investigando sobre el desplazamiento del polo magnético y conviviendo con una tribu esquimal, los Netsilik, de los que aprendieron importantísimas tácticas de supervivencia.
Su siguientre objetivo fue alcanzar el Polo Norte, pero al tener noticia de que Peary y Cook se le habían adelantado, dedicidió lanzarse a por el Sur; en esta carrera también participaba un británico, Robert Scott, al que Amudsen, un hombre que sus contemporáneos definieron como tranquilo y sencillo, y al que movía primordialmente un espíritu deportivo, envío un telegrama para notificarle que sería su rival. La expedición dirigida por Amudsen partió el 19 de octubre de 1911 y alcanzó los 90º Sur el 14 de diciembre, 35 días antes de que lo hiciera Scott, gracias en gran parte a la utilización de perros de tiro groenlandeses (una técnica aprendida de los Netsilik) de los que, para aligerar el peso y asegurar las provisiones para el regreso, ordenó sacrificar a venticuatro.
De 1914 a 1918, coincidiendo con la suspensión de todas las exploraciones por la Guerra Mundial, Amundsen se consagró a la construcción de otro barco, el Maud, con el que pretendía surcar el Paso del Noroeste por el Océano Glacial Ártico, y de qué manera: congelándolo en un banco de hielo para que lo arrastrara la deriva. La expedición duró dos años y fracasó, como fracasaría en el intento, en 1925, de ser el primero en explorar el Polo Norte desde el aire, para lo cual le había aprendido a pilotar en el Departamento Noruego de Defensa. Se quedó a 150 kilómetros, y un año después lo volvió a intentar, con un aparato nuevo y acompañado de su ingeniero, Umberto Nobile.
El desencuentro con Nobile por el protagonismo de la gesta, finalmente atribuida a Amundsen como director de la expedición, precipitó su trágico final. Nobile encabezó dos años después su propia expedición y en su transcurso desapareció en el Polo, y Amundsen, a pesar de sus desavenecias, organizó la operación de rescate, de la que sólo él no volvería: Nobile fue rescatado por otro equipo y Amundsen, su tripulación y su nave desaparecerían para siempre en el Ártico. Desde ese día de 1928 hasta hoy las autoridades de Noruega, de la que Amundsen es su más relevante héroe nacional, no han dejado de buscarle.
Más sobre Amundsen
Web oficial sobre la búsqueda del cuerpo de Amundsen
Documental: Roald Amundsen, la conquista del Polo Sur
Amundsen, el conquistador polar
jueves, 4 de marzo de 2010 | 1 comment
6 de febrero de 2012, 16:12
Interesante.... pues algunos aportes no los conocía del tal Amundsen... Me gustan mucho los enlaces que dejas en tus entradas... la dan un punto más de interés...