Personas con Historia

Perfiles de personajes históricos que merece la pena conocer

Miyamoto Musashi, el gran maestro

| 5 Comments

Ilustración original de Aurelio Lorenzo
Personaje mítico japonés por excelencia, combina en su figura los ideales del guerrero y del monje en la cultura nipona, y todavía fue mucho más que eso: asceta metódico y perfeccionista, fue capaz de dedicar toda su vida a un fin y de morir en el momento justo en que se dio por satisfecho.


Huérfano desde los siete años, Miyamoto Musashi* (1584 - 1645) fue confiado muy joven a la tutela de un sacerdote budista, hermano de su madrastra, que dirigió su instrucción como guerrero. Pesaba su honorable ascendencia de hijo de samurái, pero también un carácter férreo y unas buenas aptitudes físicas. Sólo tenía 13 años la primera vez que mató a un hombre en un combate, y a los 16 abandonó su casa para comenzar un peregrinaje físico y espiritual en busca de la maestría.

Se convierte así en un rōnin, literalmente un "hombre ola", un samurái sin amo, en una época en que los guerreros aún son la principal casta en Japón, pero que tras más de cuatrocientos años de luchas por el poder y el territorio en una guerra civil casi continua empiezan a ser controlados por un único Shōgun (dictador militar) en pro de la pacificación del país. Había comenzado la "caza de espadas": disolución de los ejércitos privados de los grandes señores feudales, prohibición de cierto tipo de armas excepto a los samuráis y persecución de los bandidos que campaban por doquier. Un gran remanente de habilidades guerreras, inútiles en tiempo de paz, se transformaron en excelsas artes marciales, símbolo de nobleza y habilidad y, bajo la influencia del Zen, en la forma más elevada de iluminación personal.

Cuando Miyamoto abandonó su hogar en 1590 buscaba esa luz a través de la perfección en el kendô, Camino de la Espada. Y pefeccionar su dominio en el uso de la espada y en las técnicas de lucha pasaba por participar en duelos, pues en el Japón de la época la enseñanza no estaba abierta a cualquiera; si no se era un samurái, los conocimientos había que extraerlos durante el combate con un experto o demostrando, con una victoria ante el principal luchador de una escuela, ser digno de recibirlos.

Entre los 17 y los 30 años, Miyamoto participó en 60 de estos combates, muchos de ellos a muerte, y no perdió ninguno, convirtiéndose en un maestro en diferentes estilos y con distintos tipos de armas. Algunos de esos combates, como en los que descabezó en 1605 al clan de los Yoshiokas en defensa del honor de su padre, fueron tan espectaculares que lo convirtieron ya en vida en una figura mítica en Japón; pero fue quizá al ser admitido tras dos victorias en el templo Zen de monjes guerreros de Hozoin, de los que recibió formación tanto en técnicas de lucha como filosófica y espiritual, cuando su visión del combate y de la vida cambió para siempre.

Alcanzaba la treintena y salvo en ese periodo en Hozoin Miyamoto se había mantenido al margen de la sociedad, vagabundeando por el país, viviendo de forma precaria y sin preocuparse de su aspecto físico, ni tomar esposa, ni dedicarse a ninguna profesión, aparte de su propio estudio. En la imagen que profusamente circulará de él en los siglos venideros, se le presenta con un apecto tosco y salvaje, siendo parte de su leyenda que nunca entrara en una bañera por temor a ser sorprendido desarmado.

En los siguientes 20 años mantendrá este estilo de vida errante y ascético, pero encaminado ahora a aplicar el dominio físico y espiritual adquirido mediante la lucha a lograr la perfección sobre cualquier arte y actividad humana. Según sus propios escritos, Musashi consideró el objetivo cumplido en 1634, a los 50 años de edad. Para entonces se había convertido en un maestro en casi todas las artes de la época: como pintor, como calígrafo, como escultor en madera y metal y como artesano, fundando incluso una escuela de labrado de tsuba (los guardamanos de las katanas).

En este momento se establece, renunciando a las comodidades y honores que podría haber disfrutado por su fama, como un samurái más, vasallo del clan Hosokawa. Funda su propio estilo, el Niten Ichi Ryu (de doble sable) con únicamente tres discípulos, y rompiendo completamente con la tradición marcial japonesa, se marca como objetivo compilar sus conocimientos en un escrito, que titulará Go Rin No Sho ("Libro de los cinco anillos", en referencia a los cinco elementos del universo del budismo: Tierra, Agua, Fuego, Viento y Vacío) que es todavía uno de los libros más emblemáticos de la cultura japonesa y un referente en la práctica de todo tipo de artes marciales.

Para escribir este libro en 1643 abandonó el castillo Hosokawa y se fue a vivir a una cueva. Allí pasó dos años, plasmando lo aprendido en aquellos 50. Y allí mismo falleció dos semanas después de finalizar el manuscrito, en mayo de 1645.

*Según la nominación japonesa, el apellido precede al nombre

Más sobre Miyamoto

Trabajo artístico de Miyamoto Musashi

Miyamoto Musashi en la literatura: trilogía "La Leyenda del Samurái"

5 Comments

  1. Buen trabajo Marta...!!

    "...El lenguaje de tu corazón determinará la manera correcta de descubrir y manejar tu espada..."



    Pagina 24 del libro El Peregrino del autor Paulo Coelho

  2. Muchas gracias, me alegro de que te haya gustado

  3. Interesante.... Después de visitar por asuntos laborales ese país, aprendí a respetar muy mucho esa cultura, no había oído hablar nunca del tal Miyamoto.. pero parece que puede ser interesante seguirle la pista.

    Gracias y un saludo.

  4. Y gracias por el detalle de los enlaces....

  5. Allí en Japón debe ser como una especia de Cid Campeador español..