Una gloria precoz, una vida maldita, una muerte prematura y miserable. Michelangelo Merisi, "Caravaggio" (1571 - 1610) cumplió el papel de artista revolucionario con un arte perfectamente adaptado a su vida.
Nacido en Milán pero criado en Caravaggio, al quedar huérfano en 1591 abandonó este pueblo de agricultores devastado por la peste y se marchó con lo puesto a Roma, con la intención de vivir de la pintura cuando el vendaval del Renacimiento italiano estaba por concluir. La luminosa ciudad eterna se le presentó pronto como un submundo muy difícil para sobrevivir, pulsante de intrigas, indulgencias, luchas de poder, magnicidios refinados y pendencias, y un asfixiante control clerical de lo divino y lo humano, al que cada año llegaban cientos de aprendices de artistas a emular a los grandes del Cinquecento.
Pero Caravaggio no llegó a Roma a impregnarse de la herencia de Miguel Ángel, Rafael y Leonardo. Llegó a Roma dispuesto a derruir un arte de madonnas y ángeles perfectos, el academicismo estricto, con naturalezas muertas forjadas en el trabajo de aprendiz de taller local que desempeñara desde los 13 años. Anticonvencional y transgresor, ya bajo la protección de un mecenas vinculado a la poderosa familia Borgia, el Cardenal Del Monte, comienza a desplegar en capillas y salones sus pinturas realistas de modelos extraídos de los bajos fondos romanos: prostitutas, mendigos, buscavidas, bien presentes en las tabernas barriobajeras que gustaba frecuentar. Sus cuadros oscuros con luces violentas se convierten en un género, el tenebrismo, que será el punto de partida de tantos maestros posteriores en la pintura europea hasta prácticamente el siglo XIX.
Hasta aquí todo bien, si no fuera porque alternaba su faceta de genio con la de rufián; con sus vicios y su carácter impulsivo y violento, estaba más cerca de los modelos de sus cuadros que de sus poderosos, piadosos y ricos clientes, y fueron sus años romanos una época tanto de grandísimo éxito como de peleas, denuncias y juicios, que culminaron en 1606 cuando terminó por acabar con la vida de un hombre en un duelo.
Condenado a muerte por este hecho, incia su periplo de huidas. Perseguido por la justicia romana se refugia en distintas ciudades (entonces auténticos estados), dejando por donde pasa un rastro de geniales obras de arte: en Nápoles, en Malta y en Sicilia.
En 1609 decide regresar a Roma donde aún le quedan protectores, especialmente su mecenas Del Monte, que obran diplomáticamente para lograr el indulto. Recién desembarcado en Porto Ercole, muy cerca de la Ciudad Eterna, es descubierto y encarcelado. Sale de la cárcel pagando un soborno, pero no quiere continuar su viaje sin recuperar los cuadros que llevaba consigo al ser detenido, y en su búsqueda muere por un acceso de fiebre el 18 de julio de 1610, con tan sólo 39 años, y pocos días antes de que en Roma se anunciara la aprobación de su indulto.
Caravaggio, el genio tenebroso
viernes, 19 de febrero de 2010 | 1 comment
10 de enero de 2012, 16:38
Hola
Antes de nada, gracias por pasar por mi blog, y espero que te dejes caer más veces y, por cierto, se aceptan sugerencias, críticas, información.. quiero aprender, mejorar y trasmitir cosas..
Y felicitarte por el blog, creo que me irá bien en época de oposiciones..jiijij
Me está resultando muy interesante, voy a seguir cotilleando..
Un saludo